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Critica de Un peuple et son roi

Di José Higlesias

Hablando de la historia untold de Oliver Stone, citamos a la escuela neomarxista de people’s history de los Zinn, Thompson, Harman o, en parte, Hosbawn. Y para The English Game, de las antiguas series británicas “de calidad”. En la confluencia de ambas corrientes se halla Un pueblo y su Rey de Pierre Schoeller, el intento de realizar narrativa histórica “desde abajo y de qualité”, en la línea de la novela 14 de julio de Éric Vuillard, que se pronuncia heredero de Zola, Hugo y Rosseau. Aunque incorpora a lo más granado de la interpretación francesa actual, el producto resulta acartonado y falto de frescura, echando de menos no sólo la elocuencia visual y el chisporroteo electrizante de los travellings de Abel Gance en los estados Generales, sino la calidad, la riqueza y la rotundidad facial de sus principales protagonistas (aunque hay que aceptar que es difícil competir con un Marat retrtado por Artaud y con el propio Gance, que, pese a ser adirador de la autoridad de Napoleón, se reservó el papel, como no, del honesto y siempre leal Saint Just). No entraré aquí en otras versiones, aunque destacaré la curiosidad que el “imperialista” (en el sentido de amante de la grandeur napoleónica) se torne “revolucionario” (icónicamente, las secuencias de los estados Generales son las más vivas y bellas de su film) y que el socialista, el “popular” Renoir se centre en la monarquía como hilo conductor (La Marsellesa), y que el plano fijo de esta fonoescena de 1911 (sí, con sonido) https://www.youtube.com/watch?v=bukYIXr3Byc (con)mueve más que todo el film de Schoeller. Me he puesto a buscar el macro (seis horas) fresco sobre La Révolution française, la coproducción franco-germano-italo-británico-canadiense que se hizo con ocasión del bicentenario del evento, pero además de resistirse a bajar 😉 ya me mosquea que esté dividida de forma política(conservadora)mente correcta: les Années lumière, hasta el asalto al Palacio de las Tullerías, entiéndase la revolución de buen rolito, con un Antiguo Régimen en que “solo” morían cientos de miles de franceses de clase baja, y les Années terribles, que debieron serlo porque ejecutaron a varias decenas de miles, pero en este caso, eran mayoritariamente de clase alta. Las medidas de Robespierre, el parar la hambruna general y acabar con el acaparamiento y la fuga de capitales, abolir la esclavitud (sí, durante el No-Terror la esclavitud y las masacres de campesinos eran comunes), la supresión de la ley marcial, repartir la riqueza de los banqueros, atender a los pobres a domicilio o establecer la educación primaria como obligatoria y gratuita… ah, eso nunca conseguirá competir con Pimpinela Escarlata en elegancia y glamour. En la vidriera: Un pueblo y su rey (Marat, Saint Just), Napoleón (Marat, Robespierre, Danton, Saint Just), La Marsellesa (fonoescena), Marat-Sade (Marat), póster de La revolución francesa y Un puebo y su Rey (masacre del Campo de Marte a cargo de tropas mandadas por… el general La Fayette, el “héroe de Yorktown”, para que se vea lo poco que tiene que ver la reputación de Hollywood con los hechos históricos 😉

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